Tanatoturismo: la atracción humana hacia la muerte

13 junio, 2019

¿Por qué nos fascina la muerte? Al fin y al cabo, la muerte siempre ha sido, y sigue siendo, una de las cosas más temidas por el ser humano. A lo largo de la historia, hemos visto cómo muchas culturas han sentido fascinación por la muerte, llegando incluso a glorificarla. Esta fascinación ha motivado que muchos artistas, desde pintores, escultores y músicos hasta cineastas hoy en día, hayan centrado sus creaciones artísticas en la idea de la muerte.

La muerte es una característica esencial de la condición humana, y esto ha generado la necesidad de desarrollar mecanismos mentales para poder hacer frente a la idea de que, tarde o temprano, todos vamos a dejar de existir. Quizás esto explique que, desde tiempos inmemoriales, las personas hayan sido atraídas hacia sitios o eventos vinculados con la muerte, el sufrimiento, la violencia o el desastre.

Las luchas de gladiadores en el circo romano y la asistencia a ejecuciones públicas medievales son ejemplos notables. Además, lugares que han sido marcados por la tragedia y la muerte, como por ejemplo el pueblo de Pompeya a los pies del Vesubio o las catacumbas y morgues del París del siglo XIX, lejos de ser evitados se han convertido en lugares de peregrinación a nivel internacional.

Aunque viajar a lugares asociados con la muerte no es un fenómeno nuevo, el auge del turismo como un sector económico fundamental a nivel mundial ha disparado el interés por este tipo de lugares. De esta manera, antiguas prisiones, campos de concentración y zonas devastadas por la guerra o por catástrofes de cualquier tipo se han convertido en paradas cada vez más frecuentes en el itinerario turístico internacional. La cosa ha llegado a tal extremo que hay quien ha definido los destinos asociados con la guerra como la categoría más grande de atracciones turísticas del mundo.

Cuerpos de escayola (Pompeya)

Cuando el dolor y la muerte se convierten en un reclamo turístico

Este crecimiento ha despertado el interés de la comunidad académica hacia este tipo de turismo. Investigadores de varios ámbitos buscan así definir, entender y categorizar esta modalidad turística. El término tanatoturismo (del griego thanatos, muerte), o turismo oscuro (dark tourism en inglés) fue acuñado por primera vez por Foley y Lennon (1996), y desde entonces muchas contribuciones científicas han intentado arrojar luz sobre este fenómeno. Estas investigaciones han demostrado que se trata de un fenómeno extremadamente complejo y heterogéneo. Así, las motivaciones de los turistas son muy diversas, como también lo son los destinos turísticos y las actividades ofertadas.

Una de las preguntas que intentan responder los investigadores es la siguiente: ¿este tipo de turismo está principalmente impulsado por la demanda o por la oferta? Dicho de otro modo, ¿ha habido un crecimiento en el interés por destinaciones turísticas marcadas por muertes, desastres y atrocidades? ¿O más bien, hay cada vez más oferta de este tipo de destinaciones? En este sentido, el debate académico no es conclusivo.

El estudio académico del tanatoturismo también ha incluido su dimensión ética, con preguntas como: ¿hasta qué punto es ético mezclar en una sola experiencia turística el ocio y el placer con la tragedia? O bien, ¿es el turismo un vehículo apropiado para representar eventos relacionados con el sufrimiento humano? Y además, ¿qué cuestiones éticas subyacen a la explotación comercial de tragedias humanas?

Este tipo de debates se ha acentuado a partir de episodios como el comportamiento frívolo de algunos (muchos) turistas en campos de concentración como el de Auschwitz-Birkenau o el memorial a las víctimas del Holocausto en Berlín. Muchos detractores de este tipo de turismo denuncian que Auschwitz se ha convertido en un parque temático del exterminio, un lugar donde los turistas van a hacerse fotos sonriendo al lado del crematorio o bajo el arco con el siniestro letrero Arbeit macht frei.

Spirit of time (Boris Thaser, 2016)

¿Cuáles son las motivaciones de los tanatoturistas?

Este tipo de comportamientos hacen que los investigadores se pregunten por qué los turistas pueden ser atraídos hacia sitios o experiencias asociadas con la muerte y el sufrimiento. En un reciente meta-análisis, Light (2017) recopila diferentes motivaciones para visitar estos lugares, las cuales se podrían agrupar en las siguientes categorías:

  • Por una parte, tendríamos a las personas que adoptan una actitud de peregrinación secular, esto es, un viaje con una motivación moral o espiritual. Así, una persona puede visitar el escenario de un genocidio para mostrar empatía con las víctimas, recordarlas y honrarlas; y también guiada por un sentido del deber moral. Otros turistas en de esta categoría no tienen una motivación para con las víctimas, y simplemente visitan estos lugares con un deseo o necesidad de contactar simbólica y emocionalmente con la muerte.
  • Otra categoría de visitantes estaría motivada por un interés por la historia y la cultura, esto es, el deseo de aprender viajando. En esta categoría podríamos incluir, por poner un ejemplo, a las visitas escolares a museos del Holocausto y campos de concentración en Alemania, donde un guía imparte una lección de historia en el mismo lugar donde sucedieron los hechos.
  • Muy diferentes son los turistas que sienten una fascinación y curiosidad morbosa por la muerte, llegando algunos de ellos a sentir lo que en alemán se denomina schadenfreude, que significa alegría por el sufrimiento ajeno. Aunque, a nivel psicológico, esta emoción es muy compleja, uno de sus componentes es el deseo de justicia. Esto explicaría la actitud de algunas personas que visitan un lugar para celebrar, in situ, que las víctimas han recibido un justo castigo por la razón que sea.
  • Por último, tenemos las personas que visitan este tipo de lugares sin una motivación especial, simplemente porque está incluida en un paquete turístico o porque está de moda.

Así las cosas, es de prever que el debate sobre este tipo de turismo, tanto a nivel académico como a nivel mediático, seguirá vigente por mucho tiempo. Las nuevas tecnologías han hecho que haya más documentos gráficos que muestran el comportamiento de los turistas que visitan estos lugares, y también que haya más datos disponibles para poder analizar y estudiar esta tipología de turismo tan oscura y, a su vez, tan fascinante.


REFERENCIAS

Foley, M., & Lennon, J. J. (1996). JFK and dark tourism: A fascination with
assassination. International Journal of Heritage Studies, 2(4), 198-211.

Light, D. (2017). Progress in dark tourism and thanatourism research: An
uneasy relationship with heritage tourism. Tourism Management, 61, 275-301.

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Autor / Autora
Profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Entre sus intereses de investigación figuran la econometría regional y la dinámica industrial.
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