Fallos de motor en las compañías de vuelos low-cost

21 febrero, 2019

Recientemente han sido noticia los aterrizajes a la cruda realidad de dos compañías de vuelos baratos.

Norwegian Airlines se está viendo en apuros económicos y busca ampliar capital por 308 millones de euros tras sus 150 millones de pérdidas en 2018; por su parte Ryanair también perdió casi 20 millones de euros en el cuarto trimestre del año 2018 (algo que no pasaba desde 2014). Antes ya fueron varias las compañías de vuelos baratos que se vieron abocados al cierre. Air Berlin, Monarch, Germania o la casi desconocida Joon han sido ejemplos de compañías aéreas de reciente cierre.

El auge de las low-cost

Ciertamente el modelo de las compañías de bajo coste tiene sus riesgos. En Europa, allá por finales de los años ochenta, parecían tener un enorme nicho de mercado para captar clientes entre las aerolíneas tradicionales. Estas últimas trasladaban a precio todos sus servicios de atención al cliente en tierra y en vuelo. El recorte en todo lo que fuera superfluo permitió a compañías como Ryanair e EasyJet hacerse con cuotas de mercado crecientes; pero la competencia iría en aumento.

En algún momento del nuevo siglo las compañías de vuelos baratos consiguieron superar a las tradicionales en número de viajeros. Esto se entiende por el crecimiento de las más significativas, pero también por la proliferación de compañías de vuelos baratos por toda la geografía europea. En casi cada uno de los países del continente vería luz alguna compañía con billetes a precios irrisorios.

De aquellos barros estos lodos.

Un modelo económico poco viable

Las causas de los malos momentos por los que atraviesan las low cost son diversas pero la propia dinámica del sector da luz a la explicación de su devenir. Cada día son ofertados miles de vuelos a menos de 25 euros haciendo que la competencia sea feroz en el sector. De esta forma la viabilidad es difícilmente sostenible, por mucho que algunos inversores se propongan mantener sine die compañías estabilizadas en pérdidas (las llamadas compañías zombies).

Las formas de proceder y recortar costes, a menudo impopulares, de algunas de las compañías low-cost señeras son difícilmente copiables por los nuevos actores. Al contrario, algunas de estas nuevas compañías pretendían mejorar el servicio para penetrar en el mercado con, por ejemplo, detalles como el wifi en sus viajes. La mayoría se concentra en cobrar cualquier extra para mejorar su cuenta de resultados.

Las oscilaciones del precio del petróleo tampoco ayudan al sector. Se suele afirmar que estas compañías ajustan más que las tradicionales sus prácticas en los límites de sus depósitos; llevando a situaciones difícilmente explicables. Sea como fuere, sus cuentas también son dependientes del precio del barril de crudo y este estuvo creciendo significativamente. Por ejemplo, en octubre del año pasado llegó a alcanzar los 100 dólares (ver gráfico) y desde entonces ha tendido a la baja, lo que invita a cierto respiro.

fuel_ecoempresa

Esto tiene repercusiones significativas en algunos destinos que pueden ver desaparecer conexiones con geografías emisoras de turistas. Esto preocupa a las autoridades (más aún si las compañías recibieron subvenciones al efecto) ya que, en ciertos aeropuertos, las low-cost ayudaban a la desestacionalización; y no siempre la competencia se hace con la actividad perdida.

(Visited 48 times, 1 visits today)
Autor / Autora
Profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Responsable de asignaturas de Turismo y TIC en el Grado en Turismo, y en el Máster en Turismo Sostenible y TIC.
Comentarios
Deja un comentario