La curiosidad como habilidad directiva

22 enero, 2020
curiosidad

De entre la larga lista de habilidades que los directivos requieren dominar para realizar sus funciones no suele aparecer la curiosidad. Este artículo tiene como objetivo reivindicar la curiosidad como una habilidad fundamental dentro del proceso de desarrollo de las personas, de su inteligencia emocional, y por extensión, en su capacidad de creación y de innovación.

La curiosidad, sobre la que luego volveremos, no es más que una parte dentro de las fases de aprendizaje de las personas. Sintéticamente, el aprendizaje es un proceso entre dos estados: incompetencia y competencia. Y entre ellos existe una escala de grises que de alguna manera podríamos resumir en cuatro fases:

competencias
  • En la fase de incompetencia inconsciente no sabemos que no sabemos. Nuestra incompetencia no es preocupante y reducirla no es nuestro objetivo. Se podría resumir en la frase: “No sé lo que no sé”. Desde mi punto de vista es el momento más peligroso para la toma de decisiones directivas, decisiones tomadas con confianza pero sin una base sólida de conocimientos y experiencia que nos permitan obtener resultados favorables. [1]
  • En la fase de incompetencia consciente, empezamos a aprender nuevas habilidades y nuevos conocimientos. En esta fase existe un punto de temor ante la magnitud de la diferencia entre lo que sabemos y lo que no. Conviene ser inteligente y dar por hecho que debemos focalizar nuestro esfuerzo en aquellas cosas que realmente necesitamos para nuestra actividad o que sentimos que son prioritarias.  Aquí la curiosidad es un elemento que consideramos clave para el proceso de adquisición de información, para realizar nuevos descubrimientos, determinar nuevas necesidades y favorecer nuestro desarrollo de aprendizaje. La curiosidad nos permite ser más autónomos, liderar con compromiso y con visión a largo plazo, nos permite combinar ideas y vincular unas con otras para alcanzar resultados más complejos. Se podría resumir en la frase: “Ahora sé lo que no sé”
  • En la fase de competencia consciente empezamos a darnos cuenta de que, al menos en algún tema o área, hemos alcanzado un cierto nivel de madurez. Tal vez no seamos expertos pero nuestro grado de saber y experiencia nos ayudan a encontrar las respuestas de forma satisfactoria y profesional. Es importante resaltar que no siempre podemos estar en esta fase y que la mayor parte del tiempo estaremos en la segunda y la tercera, a medida que vamos detectando nuevas necesidades, conocimientos, competencias y habilidades iremos pasando por los diferentes niveles de las fases de aprendizaje. Se podría resumir en la frase: “Sé lo que sé”
  • En la fase de competencia inconsciente nuestras habilidades y conocimientos se usan de forma automática, mediante actos reflejos, debido  a que los tenemos asumidos e interiorizados y los usamos sin darnos cuenta. Es la fase en la que están todos aquellos a los que consideramos “maestros”  o “grandes expertos”.    Se podría resumir en la frase: “No sé lo que sé”

La curiosidad como base de la innovación empresarial

En el año 2016, la empresa Merck publicó el informe “Be Curious. State of Curiosity Report 2016[2], estableciendo la premisa de que la curiosidad, que, por mucho tiempo ha estado asociada con artistas, inventores, filósofos o científicos, en los últimos años se relaciona con la innovación empresarial. Así, Merck establece que la curiosidad entendida como “el deseo de aprender y descubrir” es el ADN de la empresa. A partir de esta premisa, considera la curiosidad como la razón por la cual la empresa ha pasado de ser una empresa más a ser reconocida una empresa global, líder en ciencia y tecnología. Siendo por tanto, una empresa curiosa, formada por personas curiosas, se plantearon realizar el estudio de cuál era el grado de curiosidad a nivel empresarial en todo el mundo. Algunos de los elementos más importantes los recogemos a continuación:

La curiosidad se define en base a cuatro dimensiones:

  • Inquisitiveness o curiosidad propiamente dicha, que se define en como una persona reacciona en respuesta a un sentimiento de curiosidad, incluyendo un comportamiento exploratorio, como por ejemplo la formulación de preguntas o pensar y actuar más allá de los requerimientos del puesto de trabajo.
  • La segunda dimensión es “Creativity in problem solving” o creatividad en la resolución de problemas, que puede definirse como la habilidad para identificar nuevas aproximaciones a la resolución de problemas planteados.
  • La tercera es “Openness to other ideas” o actitud receptiva a nuevas ideas, que puede definirse como la preferencia por la variedad de experiencias y el grado de apertura a nuevas ideas.
  • Finalmente, la cuarta dimensión es “distress tolerance” o Resistencia al estrés emocional (según traducción de la empresa Statista), que permite a las personas tomar riesgos, perseverar y aproximarse a situaciones nuevas o no familiares sin miedo.

El informe se realizó mediante una encuesta online en China, Alemania y Estados Unidos, a la que respondieron alrededor de 3.000 empleados a tiempo completo.[3]

Figura 1. Dimensiones de la creatividad

¿Son los directivos los más curiosos?

Entre los resultados del informe nos gustaría destacar aquellos elementos que hacen referencia a la posición directiva. Así, tal como recoge en una infografía la web Statista, los trabajadores con responsabilidades directivas son los más curiosos, con un índice de 68,2 contra un 58,7 del nivel profesional medio y un 52,2 de nivel administrativo.

Profundizando un poco en estos datos, el 58% de los directivos tienen un porcentaje alto de curiosidad contra solo un 28% en el nivel profesional y un 14% en el nivel administrativo. Puede verse como los porcentajes se duplican en cada nivel (Figura 2).

Figura 2. Porcentaje de “alta curiosidad”

high curiosidad
Fuente: Merck Curiosity Report (2016)

La conexión de la creatividad con la innovación hace su aparición a lo largo del informe. En los focus group realizados esta relación se pone de manifiesto en respuestas como las siguientes:

“La innovación aparece cuando existe un problema” ;

“…La curiosidad juega un papel esencial y decisivo, y es la base de la innovación. Es curiosidad intentar algo nuevo, hacer algo diferente de cómo se solía hacer en el pasado. Sólo piensa en los jóvenes o recuerda cuando eras adolescente. Queríamos hacer algo diferente de nuestros padres…. Pienso que será siempre el mayor impulso para la innovación e investigación”

En consecuencia, pensamos que la curiosidad es un elemento esencial en el proceso de aprendizaje de las personas, que puede hacernos evolucionar de la incompetencia consciente a la competencia consciente, y puede ser desarrollada en contacto con otras personas curiosas hasta alcanzar el nivel óptimo. Las empresas curiosas están formadas por personas curiosas, y sólo mediante esta curiosidad podrá avanzarse en términos de innovación y adaptación al entorno.


[1] Sobre el tema de la confianza en la toma de decisiones puede verse por ejemplo: Serradell et al (2010). Developing Professional Knowledge and Confidence in Higher Education, International Journal of Knowledge Society Research, 1(4), 31-40

[2] Disponible en: https://www.merckgroup.com/en/company/curiosity.html

[3] El test es accessible en: https://curiosity.merckgroup.com/

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Autor / Autora
Doctor en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Barcelona. Profesor y Vicedirector de Programas Emergentes de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
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