El hedonismo hace la maleta: el auge del turismo libertino

14 junio, 2018
William-Adolphe_Bouguereau

TURISMO – Artículo publicado a 14 de Junio de 2018.


No hace mucho tiempo, hacia los años 60, los habitantes de algunas poblaciones costeras contemplaron, con asombro y estupefacción, como algunas de las primeras turistas en llegar a España, procedentes de países nórdicos, practicaban una costumbre del todo desconocida para ellos: el topless. El choque cultural y moral fue considerable, e incluso más de una vez tuvo que intervenir la autoridad para que aquellas desinhibidas turistas se cubrieran el torso desnudo, y de esa manera salvaguardar los valores morales vigentes en el tardofranquismo.


William-Adolphe_Bouguereau


Aquellos años marcaron el inicio de un cambio profundo en la economía española, mediante el cual el sector servicios y el sector turístico fueron ganando peso hasta convertirse actualmente en uno de los pilares del modelo económico del país. Paralelamente a los cambios económicos, el país también experimentó una apertura a Europa y a otros valores radicalmente diferentes a los de la moral católica. Así, una práctica como el topless, entonces vista con malos ojos por los valores tradicionales, se ha convertido en algo totalmente aceptado en la mayoría de playas y espacios de baño del país.

Este auge del turismo, que ha tenido lugar en gran parte del mundo, así como su importancia en la economía y en la sociedad, ha hecho que se establezcan clasificaciones de turistas según su tipología o motivación. Sin duda, la clase de turismo que goza de peor reputación es el turismo sexual, que es aquél que tiene que ver con la prostitución. Según las Naciones Unidas, esta clase de turismo consiste en viajes organizados con el objetivo principal de tener una relación sexual comercial con residentes del país de destino. Estas residentes, a menudo, pueden ser víctimas de trata de blancas e incluso menores de edad, con lo cual el turismo sexual se suele mover fuera de la legalidad.

Sin embargo, recientemente ha aparecido una nueva tipología de turismo, cuya importancia en términos de número de viajeros y de volumen de negocio está en auge. En 2016, un artículo en la revista Forbes puso este tipo de turismo en el mapa: se trata del denominado turismo libertino, también denominado turismo liberal. Este tipo de turismo, como su propio nombre indica, consiste en viajeros interesados en el libertinaje. Este concepto se puede definir de varias maneras: una sería el rechazo a la autoridad y a las convenciones morales en temas sexuales y religiosos. Otra definición, muy negativa, haría hincapié en un estilo de vida inmoral, consistente en tener relaciones sexuales con mucha gente. La definición más positiva, sin embargo, establece que el libertinaje es, simplemente, la búsqueda del placer gozoso del cuerpo.

Lejos de ser una moda pasajera, el libertinaje es una filosofía cuyo origen se sitúa en el siglo XVII, y cuyo principal referente es el escritor y filósofo francés Donatien Alphonse François, más conocido como el Marqués de Sade. En su origen, el libertinaje era una forma extrema de hedonismo consistente en la búsqueda de los placeres físicos a través de los sentidos. De esta manera, el individuo eliminaba cualquier restricción moral o sexual en su conducta, transgrediendo así la moral y costumbres aceptadas por la sociedad.

Así pues, el turismo libertino, aún manteniendo una relación con el sexo, nada tiene que ver con el turismo sexual tradicional, ya que se trata de turistas cuya principal motivación son las actividades sexuales libres, consentidas y no tarifadas. Entre estas actividades, una de las más comunes, aunque no la única, es el intercambio de parejas.

Este tipo de turismo ha experimentado un crecimiento considerable en los últimos años, haciendo que la oferta turística se vaya adaptando a esta nueva tipología de turista y lo incluya en su estrategia de desarrollo turístico. Un ejemplo reciente en España fue llegada al puerto de Barcelona del crucero Azamara Quest, destinado exclusivamente a parejas liberales que practican el intercambio de parejas (swingers). Este crucero, que visitaba varias ciudades mediterráneas, también incluía el Cap d’Agde, un enclave turístico de la costa francesa que es precursor del turismo nudista y de sexo libre. Esta oferta turística va más allá de los cruceros: sin ir más lejos, en la ciudad de Barcelona ha crecido considerablemente el número de clubs swingers, locales especialmente destinados a personas libertinas y donde la presencia de turistas va en aumento.

Independientemente de lo que cada uno piense de estas prácticas sexuales, lo cierto es que ésta modalidad de turismo ha llegado para quedarse. Igual que sucedió con el topless, ¿llegará el día en el que veremos estas prácticas como algo completamente normal? Sólo el tiempo lo dirá. Al final, la evolución del sector turístico es un reflejo de la evolución de la sociedad y de sus valores. En este sentido, es una suerte que España sea un país relativamente tolerante con la orientación sexual las personas, sobretodo comparado con otros países más represivos y con códigos morales mucho más estrictos.


Referencias:
Naughty Travel: How ‘Libertine Tourism’ Is Becoming A Growing Industry. Forbes (2016). https://www.forbes.com/sites/ceciliarodriguez/2016/12/10/libertine-tourism-how-naughty-travel-is-becoming-a-growingindustry/#263b463171b7

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Autor / Autora
Profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Entre sus intereses de investigación figuran la econometría regional y la dinámica industrial.
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