¿Es arte el liderazgo?

12 diciembre, 2019
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El buen líder sabe lo que es verdad; el mal líder sabe lo que se vende mejor (Confucio)

Sí, sí, lo sé: no quieres que te cuente batallitas. Tú lo que buscas es ese decálogo para la dirección exitosa o esa fórmula mágica de «Los 4 pasos para lograr el éxito con tu equipo». Te comprendo; yo haría lo mismo. Pero siento decirte que yo no gozo de la taxatividad de los que afirman con contundencia que para dirigir, lo primero que hay que hacer es liderar; lo segundo, liderar; y lo tercero, liderar. Lo siento, no tengo el arrojo tabernario de los que piensan que repitiendo el razonamiento este es mejor.

Me gustaría también decirte que antes, un directivo con su liderazgo convencional consumía el 70% de su tiempo en dirigir a su equipo y que ahora, con algunos tipos de liderazgo-nirvana-coleguil, solo emplearía el 30%. ¡Y tanto que me gustaría! Solo que abusaría de los porcentajes, que para colmo acostumbran a no estar contrastados, aunque suenen bien.

Por último, ¿sabes lo placentero que me resultaría proponerte un ungüento de liderazgo posmodernete que combine lo transformador, lo transcendental, lo transfigurador, lo lateral, lo alternativo, lo inclusivo y lo integrador? Y todo ello en un formato lúdico y homeopático. Si así lo hiciera, me asemejaría a esas personas de verbo florido y cadencia untosa, pero la naturaleza no me ha favorecido con tal don.

¿Qué es el liderazgo?

Aun así, te agradaría que te diese esa fórmula mágica, esa frase lapidaria y ese acrónimo (preferentemente en inglés) que te conduzca al éxito con tu equipo. ¿Es así? Perfecto. Pero antes, te propongo cuatro puntos de reflexión:

  1. ¿Has pensado en tu capacitación como líder? ¿Estás preparado para ello? No olvides que el equipo ha de reconocerte líder. El que lo ponga en tu tarjeta de presentación no es suficiente. Has de ganártelo.
  2. ¿Te has planteado quiénes son los miembros de tu equipo? Seguro que son buena gente, pero no confundas bondad con madurez profesional. Ya sabes: muy buena persona para tomar unas cervezas, pero jamás para trabajar con ella.
  3. ¿Has diagnosticado el nivel de madurez profesional de cada uno de sus componentes? Olvídate de pensar que todos tienen el mismo. Comprobarás que cada persona es diferente. Para esta reflexión, permíteme clasificártelas de la siguiente manera:
    • Grupo 1ª: Integrado por personas cuyos conocimientos están bastante obsoletos, sus habilidades pertenecen a tiempos pretéritos y su actitud no es la más adecuada para abordar los retos de futuro.
    • Grupo 2ª: Formado por personas cuyo nivel de conocimientos y habilidades es escaso porque acaban de empezar a desempeñar esas funciones, pero su actitud y nivel de compromiso con los objetivos auguran un buen desarrollo profesional.
    • Grupo 3ª: Compuesto por personas con amplios conocimientos y habilidades contrastadas, pero que, por diferentes razones o motivos, están frustradas o desmotivadas.
    • Grupo 4ª: Formado por personas de conocimientos elevados, acompañados de un nivel similar de habilidades y que, para colmo de bienes, son voluntariosas, colaborativas y con iniciativa.

4. ¿Has traducido su madurez profesional en términos de eficiencia? Es decir, como capacidad para lograr de forma autónoma resultados en un entorno profesional determinado.

Bien, ahora que ya has reflexionado, ¿sigues esperando esa fórmula mágica que te permita alcanzar el éxito con tu equipo? Si es así, ahí va la fórmula 4×4*, pero el responsable de su aplicación eres tú. No lo olvides.

Allá va:

  1.  Aplica un plan de control para el grupo 1º consistente en marcarles los objetivos que deben conseguir y planifica la actividad para lograrlos. Además, establece indicadores de control para evaluar su nivel de ejecución, así como los resultados conseguidos. En el caso de no funcionar, deberás pensar en una solución más drástica.
  2. Pon en marcha un plan de acompañamiento para el grupo 2º en el que les propongas los objetivos que hay que alcanzar y les ayudes a planificar las acciones para lograrlos. Establece indicadores para observar su progreso y, finalmente, evalúa conjuntamente los resultados logrados. Si lo aplicas bien, estas personas pronto trabajarán con autonomía.
  3. Implementa un plan de apoyo para el grupo 3º en el que destaque la escucha y las acciones de reconocimiento. A su vez, facilita ámbitos de participación. No dudes en reconocer su valía y aportes. Si lo ejecutas bien, recuperarás a unos profesionales que estabas a punto de perder.
  4. Por último, implanta un plan de desarrollo para el grupo 4º. Ya sabes: delega ámbitos de actividad o funciones secundarias y estate disponible para orientar su actividad. No dudes en sugerir mejoras y, solo si te lo piden, aconseja sobre aquello que te demanden.

Como ves, aunque no quería, he acabado dándote una fórmula. No creo que sea mágica, ni siquiera posmoderna, pero si aplicas cada plan a su grupo, probablemente te ayude a alcanzar el éxito. En cambio, si te equivocas de plan y grupo, seguro que las cosas empeoran. Ya ves: el liderazgo no es magia y la charlatanería no procede. Eso sí, exige arte en su ejecución y ciencia en sus fundamentos. Pero tú, qué deseas: ¿ser un artista ilustrado o un mago charlatán?

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Autor / Autora
Socio director de TDSystem y Profesor Colaborador en el programa Executive MBA de los estudios de Economía y Empresa de la UOC
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