Cómo convertir los problemas en retos y oportunidades

2 septiembre, 2020
retos y oportunidades

Parece bastante obvio que cualquier procedimiento de resolución de un problema necesita de una óptima identificación y definición. A menudo esta identificación no es nada obvia y, en consecuencia, en muchas ocasiones, después de un buen número de esfuerzos y recursos dedicados a la resolución de ese problema, el resultado obtenido no es el adecuado, sencillamente porque la identificación y definición de aquello que se debía resolver no se había realizado correctamente.

Pero volvamos un momento hacia atrás, ¿qué es un problema?, o, mejor dicho, ¿cuándo se puede considerar que existe un problema? De alguna manera podríamos definirlo de la siguiente manera: “Un problema es cuando alguien tiene un objetivo, pero no sabe cómo alcanzarlo”. Por lo tanto, hay que tener en cuenta las posibles barreras entre la situación actual y el objetivo deseado, como, por ejemplo, la falta de conocimientos sobre cómo alcanzar esa solución. Esta falta de conocimientos puede estar relacionada con los medios, las operaciones o las acciones necesarias para resolver ese problema o también con la falta de concreción respecto al propio objetivo a alcanzar. En estos momentos nos aflige un grave problema en forma de pandemia como es el COVID19. El mundo entero está pendiente de una vacuna, y desde luego se trata de un problema de alcance mundial y de gran complejidad, pero casi desde el primer momento ya se hicieron estimaciones de dinero y de tiempo para obtener la vacuna. El conocimiento ya existía, los recursos se están liberando para obtenerla, pero sin embargo los resultados no son inmediatos, necesitamos tiempo para la realización de las pruebas y asegurarnos de que no se inflige más daño que el que se quiere prevenir.

Por otro lado, pongamos por ejemplo la fusión nuclear, si se pudiera dominar este proceso la humanidad tendría energía ilimitada, y lo que es más importante, energía limpia que ayudaría a la sostenibilidad de nuestro planeta y a luchar contra el cambio climático. Aquí se conoce el objetivo y se realizan grandes esfuerzos económicos para alcanzarlo, pero por ahora no han tenido resultado. Sencillamente la tecnología actual no nos permite controlar las altísimas temperaturas del proceso y gastamos más energía en intentar realizar la fusión que en la conseguida. ¿Tiene solución este problema complejo? Por ahora no, pero no se descarta que se pueda obtener en el futuro. Y éste es sólo un ejemplo, la lucha contra el cáncer es otra de las grandes batallas del conocimiento para todos nuestros científicos. La resolución de este problema enormemente complejo requiere de un trabajo planificado que se escapa del alcance de una única ciencia y que requiere conocimientos de medicina, biología, bioquímica, física, y recientemente con los avances en el tratamiento de imágenes analizas por ordenador utilizando técnicas de inteligencia artificial.

El cáncer, por su tremendo impacto en la vida de las personas; y la fusión nuclear y cambio climático, por los previsibles efectos que tendrá en la Humanidad, son sólo tres ejemplos de problemas complejos. Complejos por el número de variables, efectos e interrelaciones que existen, que dificultan su comprensión, su tratamiento, y su erradicación en el caso del cáncer. Esta complejidad, desde mi punto de vista, nos lleva a considerarlos un reto, un reto para la propia humanidad. ¿Y qué es lo que diferencia a los problemas de los retos? Pues en estos casos concretos la diferencia estriba en su enorme complejidad, que requiere los esfuerzos de científicos, intelectuales y tecnólogos de muchas ciencias, y que estos esfuerzos tienen que estar coordinados y enfocados en la resolución de este problema común. El reto supone, por tanto, un problema complejo, que necesita de recursos y soluciones no obvias para resolverlo. Desde las ciencias sociales la consideración de reto lleva implícito un compromiso con nosotros mismos, nos prepara para la acción y para hacer lo imposible por superarlo. El reto supone el compromiso de todos, y tenemos que saber reconocerlos y actuar en consecuencia. Desde aquí hacemos un llamamiento: ¿cuáles son los retos a los que nos enfrentamos como Humanidad en su conjunto y qué podemos hacer individual y profesionalmente para ayudar a resolverlos?

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Autor / Autora
Doctor en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Barcelona. Profesor y Vicedirector de Programas Emergentes de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
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